¿Quienes Somos?

El Colegio Nuestra Señora del Huerto es un establecimiento educacional subvencionado, dirigido por la "Congregación Religiosa y Educativa Nuestra Señora del Huerto”, fundada por el Sacerdote Diocesano San Antonio Gianelli. Somos una Unidad Educativa Católica, que brinda una formación integral, apegada al saber, a la moral y a la iniciación religiosa; entregando a nuestros estudiantes valores cristianos y las herramientas pedagógicas necesarias para hacer de cada uno de ellos, agentes de su propio desarrollo, permitiéndole descubrir sus propias capacidades y utilizarlas en el bien propio y de la sociedad.

Nuestro Padre Fundador

San Antonio María Gianelli nace en Cereta (Liguria, Italia), el 12 de abril de 1789, en una familia pobre que cultiva tierras arrendadas. Sus padres fueron Santiago Gianelli y María Tosso. Realiza sus primeros estudios en la escuela para niños fundada por el Párroco de Castello, hasta que a los 18 años distribuye su tiempo entre el estudio, la oración, el catecismo, el servicio de a las familias labriegas y las obras de caridad. En 1813, después de haber recibido la ordenación sacerdotal, es destinado como ayudante del Abad de la Iglesia de San Mateo en Génova, donde permanece por dos años. Luego, por ser conocido y apreciado por el Cardenal Spina es llamado al año siguiente al Seminario de Génova y se le confía la Cátedra de Retórica, la cual ejerce por 10 años. El 12 de enero de 1829, funda la Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, conocidas también como Gianellinas, en la ciudad de Chiavari, provincia de Liguria, Italia. Finalmente, consumido por las fatigas apostólicas, vive pocos años y el 7 de junio de 1846 muere en Piacenza. En 1925 fue beatificado por Pío XI y el 21 de octubre de 1951, Pío XII lo proclama santo.

Virgen del Huerto

La devoción a la Virgen del Huerto surgió como una promesa hecha por una piadosa mujer, ante la amenaza de la peste, que en 1493 sembraba la muerte en toda la región de la Liguria. Comenzando por Génova, el contagio se fue propagando y llegó a la Ciudad de Chiávari y a los valles cercanos. María Guercio, (Turquina por el pañuelo azul que siempre llevaba) piadosa mujer del suburbio de Rupinaro, prometió a la Virgen una señal de público reconocimiento si mantenía inmune del contagio, a ella y a su familia. Obtenida la gracia, Turquina cumplió su promesa y encargó al pintor Benedicto Borzone, que pintara sobre el muro de un huerto, ubicado entre el Palacio del Gobernador y el Puerto de Chiávari, una imagen de la Virgen María con el Niño en brazos, para que los transeúntes que, en su diario trajín, pasaban por el lugar, pudieran venerarla y pedirle gracias. La noche del 18 de diciembre de 1609, Gerónima Turrio, una lavandera del barrio de Rupinaro, que se había ocupado de cuidar la ermita, y mantenerla limpia y siempre con una luz encendida, rezaba como era su costumbre, ante la imagen de la Virgen. Repentinamente vio que la pintura comenzó a irradiar una luz intensa. El prodigio se conoció en los alrededores y al cabo de un tiempo, cientos de peregrinos comenzaron a acudir al lugar para implorar gracias. La devoción a Nuestra Señora del Huerto se vio reforzada el 2 de julio de 1610 cuando, en horas de la mañana, se le apareció a Sebastián Descalzo, un humilde poblador de las inmediaciones, que mientras recitaba sus oraciones se encaminaba hacia el lugar de su trabajo, en los suburbios de Carasco, donde vendía los productos de su huerto. Cuando Sebastián estaba llegando al lugar de la imagen vio frente a sí a la Virgen bendita luciendo un hermoso manto celeste. La aparición de María en el huerto de Chiávari respondía al designio de la Providencia que quería suscitar un despertar en la fe y en la piedad, mediante el culto de María, Mediadora y Corredentora del género humano.

Beata María Crescencia Pérez

La Hermana María Crescencia Pérez nació en San Martín, provincia de Buenos Aires, el 17 de agosto de 1897 y fue bautizada con el nombre de María Angélica, fue la quinta de los once hijos de Agustín Pérez y de Ema Rodríguez, ambos emigrados en Argentina de la nativa España. En 1905 su familia se mudó a Pergamino, y dos años después, junto a una de sus hermanas, ingresó al "Hogar de Jesús". En esta institución educativa, a cargo de la Congregación de las Hermanas del Huerto, permaneció pupila hasta fines de 1915. Sintiendo el llamado del Señor a seguirlo más de cerca, ingresando al noviciado en la Casa Provincial de las Hermanas del Huerto en Villa Devoto, Buenos Aires. Un año después, con la vestición del hábito religioso, comenzó a llamarse Hna. María Crescencia, en honor del santo mártir Crescencio. La Hermana Crescencia, luego de hacer su primera Profesión Religiosa en 1918, fue enviada al Colegio del Huerto en la ciudad de Buenos Aires, donde enseña el catecismo y da clases de labores a las niñas pupilas y externas. A fines del año 1924 viajó a Mar del Plata, al Sanatorio Marítimo, para hacerse responsable del cuidado y educación de las niñas con tuberculosis ósea. A partir de ese momento, su compromiso con los enfermos será una constante en su labor, tanto que, a consecuencia de ello, contrajo una seria afección pulmonar. En Mar del Plata permaneció hasta 1928 cuando, a causa de su frágil estado de salud, sus superiores deciden enviarla a Vallenar (al norte de Chile), y allí continúa trabajando por y para los enfermos internados en el hospital Nicolás Naranjo. Finalmente, en 1932 en Valllenar, Chile, muere serenamente y en concepto de santidad. En el año 2004 Juan Pablo II lo declara venerable, y finalmente el 19 de diciembre de 2011 el papa Benedicto XVI aprobó el milagro con la beatificación. El 17 de noviembre de 2012 en Pergamino (Argentina) fue beatificada por el cardenal Ángelo Amato a nombre del pontífice.